La expresión más pura del terruño
La elaboración de Cruz de Alba Roble comenzó con una selección de racimos que pasaron a depósitos de acero inoxidable para fermentar a baja temperatura (24,5o C), con el objetivo de preservar el carácter floral y los aromas primarios de la tempranillo y evitar la sobrextracción. La crianza se desarrolló durante 6 meses en barricas de roble francés de 225 l antes de pasar al embotellado. El resultado es un vino fresco, ligero y sutil, que preserva toda la fruta roja y los aromas primarios variedad, cultivada mediante una viticultura respetuosa. El paso en boca es agradable, equilibrado y con un tanino suave e integrado.